Am J Psychiatry 157:1941-1942, December 2000
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Introspections

Debería haber sido un Panda

Barry R. Berkey, M.D.

Nota del Autor: El panda gigante Hsing-Hsing y su pareja Ling-Ling llegaron al Zoo de  Washington, D.C., in 1972—, como regalo del gobierno Chino. Inmediátamente se convirtieron en la atracción más popular del zoo, y en los pandas más queridos y fotografiados del mundo.Ling-Ling murió in 1992 de un fallo cardiaco. Cuando murió Hsing-Hsing, a la edad de 28 años en 1999, la pena y el luto se apoderó de la ciudad.

Mi hermano, Floyd, permaneció en coma durante 6 años antes de que su corazón dejara de latir el 28 de octubre de 1999. Esto sucedía al mismo tiempo en que Hsing-Hsing empezaba a empeorar de una enfermedad renal fatal diagnosticada en mayo.

Al igual que Hsing-Hsing, Floyd fue atendido en su casa, con una asistencia experta, y cuidadores cariñosos. Ni una simple úlcera de deúbito. Alimentado con los más nutritivos purés. Ni rastro de orina o heces en su pálida piel. Todos los días desde que un accidente cerebrovascular masivo destrozara bruscamente una vida activa y productiva, uno de sus cuidadores le estuvo leyendo las críticas de libros y los deportes del  Pittsburgh Post-Gazette, las secciones favoritas de Floyd. Por supuesto, el nunca escuchó ni una palabra. Nunca respondió. Simplemente yacía inmovil. Con la excepción de los cambios posturales cada dos horas, para la prevención de las úlceras de decúbito. 

Durante el funeral de Floyd, uno de sus cuidadores me contó lo siguiente: "Cuando comencé a cuidar a Floyd hace 6 años, nunca pensé que pudiera sentirme tan apegado con alguien con quien no pudiera hablar. Pero así fue, y le estuve hablando durante todo el tiempo. Le decía que me ayudara a moverlo para limpiarlo, o que tragara cuando le alimentaba. 

"¿Piensas que te entendía?, le pregunté.

"No estoy seguro. Pero sucedía algo divertido. Cada noche, alrededor de las 2 de la mañana, él empezaba a gritar. Con fuertes gritos. La primera vez me asusté. Y no paró de gritar hasta que le abracé.  Le sostenía como si fuera un bebé, y en poco tiempo se tranquilizaba. La siguiente noche, volvía a suceder lo mismo.

"Me preocupa por el en mi tiempo libre. Llegué a conocer mucho de Floyd a través de otras personas. Un vecino me contó que fué un héroe de la II Guerra Mundial, un aviador en un B-26. Y Floyd tenía un endemoniado sentido del humor. El vecino me contó como en una ocasión estaba a las tres de la mañana usando un serrucho en el garage. Y la habitación de tu hermano estaba al lado del garage. Pues bien, Floyd abre la ventana y grita: Eh Jon, basta ya. Cómo quieres que cuente mi dinero con todo este alboroto?

"Tu hermano fue algo más. Un luchador de verdad, puedo asegurártelo. Casi en cada ocasión cuando le estaba alimentando le decía ‘Floyd, por qué sigues tragando? No durarías nada si dejaras de tragar. Al final no pesaba más de 75 libras (unos 35 kgrs) "

En mi tristeza y brumoso vacío, pensé sobre estos comentarios. Como médico, había escuchado en muchas ocasiones similares frases como consuelo de los médicos o los cuidadores a los familiares acerca de la larga pero perdida pelea de una persona querida.

Pero yo conocía a mi hermano. Y sé que no tragaba para prolongar su vegetativo limbo, sino por un reflejo que no controlaba en absoluto. Floyd nunca hubiera sometido a su familia a la angustia y la aflicción derivada de verle en dicho estado. Ni hubiera prolongado la infernal indignidad que sufrió.

Y esto me devuelve a  Hsing-Hsing quien, como Floyd, sufrió tremendamente, pero al revés que Floyd, durante breve tiempo. Hasta poco tiempo antes de su muerte, Hsing-Hsing había gozado de buena salud, para ser un viejo oso. Se había recuperado de un cáncer de testículo en 1997, pero unos meses antes de su muerte le fue descubierta una enfermedad renal fatal. Su estado empeoró, y los responmsables del zoo comenzaron a preocuparse acerca de su calidad de vida. Se dieron cuenta de que las actividades cotidianas comenzaban a hacérsele dificultosas.  

Con una insuficiencia renal en rápida progresión, complicada con artritis, vista escasa, hemorragias nasales, anemia, pérdida de peso y de apetito, los responsables y cuidadores del zoo decidieron que ya había sufrido bastante. Le fue administrada un inyección letal intravenosa. 

El sufrimiento de mi hermano fue mucho mayor y mucho más prolongado que el del célebre oso. Condenar la eutanasia en seres humanos es un terreno resbaladizo que puede llevar a  tremendos abusos. Y como hermano que vivió afligido durante los 6 años de indignidad de Floyd, no pude ayudar, pero hubiera deseado que alguien con la suficiente autoridad mostrara la misma compasión por él que la que recibió Hsing-Hsing 

Footnotes

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