DEMASIADOS COMPROMISOS

Palabra de honor

Anne Calof

Departamento de Anatomía y Neurobiología, University of California College of Medicine.

Ya está, ya has conseguido tu primer trabajo académico. Desde luego, tuviste suerte, pero has tenido que trabajar mucho. Has hecho mucha investigación de alto nivel, has enviado cientos de solicitudes de trabajo, has pasado por docenas de entrevistas, has hecho el tonto con innumerables colegas potenciales, has negociado presupuestos, espacios y renovaciones y ya eres profesor asociado.

¿Y ahora qué? La respuesta es obvia: consigue una beca, haz tu investigación y hazte un buen docente. Suena simple (o al menos factible), ¿no? Y podría serlo, de no ser por una carrera de obstáculos cuidadosamente diseñada para garantizar que ahora que estás en el puesto que has deseado durante tanto tiempo serás incapaz de desempeñar el trabajo para el que te has preparado.

¿Qué formas toman esos obstáculos y cómo puedes evitarlos? Hay dos categorías de obstáculos: los que son abiertamente desagradables y los peligrosamente seductores. Los más habituales de la primera categoría son las reuniones y los comités. Para la mentalidad burocrática, son dos alternativas muy deseables al trabajo propiamente dicho, y si quieres llegar a trabajar de verdad tendrás que esforzarte mucho para evitarlos. Puedes probar alguna de estas alternativas:

Decir No, sin más. Si eres una persona con carácter puedes probar esta frase: Lo siento, pero no tengo tiempo. Si lo haces tendrás mi reconocimiento, y (probablemente) llegarás lejos. Porque en realidad, el verdadero truco de esta técnica no reside en decirlo, sino en afrontar las consecuencias, que en su forma más leve consisten en la desaprobación de tu conducta y en la más grave, en la venganza. Esta última, al menos en los primeros momentos, suele tomar la forma de más propuestas para participar en reuniones y comités, por lo que puedes seguir utilizando la técnica Decir No, sin más. Sin embargo, llegará un momento en que tu instinto de supervivencia te dirá que esta táctica ya no funciona. En este punto prueba la segunda alternativa.

Escaqueo. Es la técnica favorita de los profesionales. ¿Nunca te has percatado de que las personas realmente importantes de tu departamento nunca asisten a esas interminables reuniones donde se habla de curriculums y nunca participan en los comités que regulan todos y cada uno de los aspectos de la vida académica? Pues es porque nunca están a mano para que les propongan ir. Si el Dr X está de viaje a algún lugar lejano para dar un seminario eso significa que el Dr X no está a tiro.

Este abordaje es el más eficaz, creo, pero puede ser difícil de poner el práctica mientras no te hayas hecho con una suficiente reputación o no cuentes al menos con una red de colegas para invitaros unos a otros a ir a dar seminarios. De todos modos, considera esta posibilidad y vé haciéndote esa red. Mientras tanto seguramente no te quedará más remedio que optar por la tercera alternativa:

Encuentra una reunión o un comité alternativo. Es la técnica socialmente más aceptable, pero es la más compleja desde el punto de vista de la planificación. Si no quieres participar en el comité que decidirá cuántos autoclaves va a comprar tu departamento, y no hay posibilidad de utilizar las opciones 1 y 2, ofrécete voluntario para participar en un comité de investigación o en un comité de admisión de alumnos. La parte de planificación consiste en saber que existen estos comités alternativos y en asegurarte de que necesitan nuevos miembros.

Tiene su lado bueno, que es que puede que tu esfuerzo sirva para algo. El lado malo es que las reuniones de los comités cuyos miembros intentan realmente llegar a alguna conclusión útil suelen ser más largas, y los participantes suelen ser víctimas de la frustración, ya que pocas veces se hace caso a sus recomendaciones. En todo caso, como ya has colaborado, la próxima vez que uses el Decir No, sin más resultarás más creíble.

Si todo fracasa, asiste pero no abras la boca. Esto debería ser obvio, pero a menudo no lo es. Yo misma soy incapaz de poner en práctica esta técnica. Por ejemplo, en mi primera reunión en la facultad, sugerí que los miembros de mi departamento se pusieran en huelga para demostrar a la administración nuestro malestar por alguna afrenta previa. Afortunadamente para mí todo el mundo creyó que estaba bromeando (aunque no era así), se echaron a reír y no me hicieron ni caso. Nadie me criticó, pero cualquier persona más pragmática se hubiera dado cuenta de que al hablar no solamente no conseguí nada, sino que alargué la duración de la reunión.

Los obstáculos de la segunda categoría, los peligrosamente seductores, incluyen propuestas para escribir artículos de revisión, valorar becas o revisar manuscritos. En otras palabras, propuestas para hacer cosas como escribir este artículo. Con toda franqueza: casi siempre digo que sí a estas propuestas, porque casi siempre aprendo algo. El resultado final es que siempre tengo demasiados compromisos nunca hago las cosas a su debido tiempo. Además, no me permite aburrirme (ni seguir los patrones de sueño normales) y eso es importante, porque me motiva para encontrar formas de eludir los obstáculos abiertamente desagradables. Así que si descubres alguna técnica nueva por favor no dejes de comunicármela.

 

© The Txori-Herri Medical Association 1998