THMA
THE TXORI-HERRI MEDICAL JOURNAL
Lecture Papers

CANCIONES Y PSICOPATOLOGIA

Professor Dyonisios W Esculapio

Catedrático de Todo, Sº de Medicina Total

El Pireo, Athens, Greece

El estudio psicopatológico del material cantado es un área que, inexplicablemente, no ha gozado del grado de atención que amerita. Harto extraña es esta circunstancia, pues a nadie escapa que el cantar es un hecho humano.

No tendrán Uds dificultades en aceptar conmigo que el hombre es un animal social, y un animal parlanchín, sin duda. Pero por algún extraño motivo nos cuesta admitir la palmaria realidad de que el Ser Humano es además un Animal Cantarín (o Canoro, si lo prefieren). ¿Por qué este olvido? Tal vez porque la función canora del Ser Humano no responde a un patrón cíclico, de base fisiológica, lo que hace que sea un fenómeno no cuantificable. Sabemos que el hombre pasa una tercera parte de su vida durmiendo, y una duodécima parte soñando, y lo sabemos porque gracias a ritmos biológicos que los determinan estos actos (dormir, soñar) se repiten de manera cíclica y permiten que ilustres colegas pertrechados de moderno instrumental los midan. Sin embargo, el cantar es una conducta no determinada por patrones biológicos (apresurémonos a resaltarlo) primitivos, atávicos, diríase, y por lo tanto escapa de ritmos biológicamente previstos, lo que impide que los fisiólogos lo puedan medir y se puedan percatar de la importancia del cantar en la vida del Ser Humano. Harto y craso error, sobre todo si tenemos en cuenta que el cantar es una conducta más elaborada y, punto importante, más privativamente humana, que estas otras (dormir, soñar), a las que hemos hecho alusión.

Si el cantar es un hecho humano, fieramente humano, como diría el poeta, cabe pensar que puede existir una Psicología del Cantar (de la Canción) y también una Psicopatología del Cantar (de la Canción). Comencemos por lo más obvio y sencillo. Es evidente que existen canciones que por su letra (o lyrics, al decir de los autores anglosajones) y/o por su música se asocian fácilmente a un determinado estado anímico o espiritual. Tomen, por ejemplo, a ese ciudadano de aire soñador que tararea "La Otra Tarde Ví LLover", de Don Armando Manzanero; no yerrarán si suponen que está enamorado. O fijen su atención en ese pletórico individuo que canturrea "Dicen que Vas a Subir al Pagasarri"; podrán atribuirle sin temor a equivocarse un estado de exaltación folklórico-enólico (sobre esto volveremos más adelante).

Las canciones, además, definen la ideología del sujeto; esto resulta evidente en el caso de los himnos patrióticos, o ideológicos, o religiosos. Igualmente denotan los rasgos de personalidad del individuo e incluso la clase o grupo social al que pertenece. Obviamente, los miembros de nuestro servicio, caracterizados por nuestra exquisita educación y amplio bagaje cultural, tan sólo cantamos fragmentos de afamadas arias, mas si toman Uds el autobús de Otxarkoaga no se extrañarán si escuchan cantar piezas de "Los Chunguitos".

Todas estas consideraciones, como ha quedado dicho, resultan obvias, y hasta el más obtuso de los mortales alcanzaría a hacer estas reflexiones. Lo pertinente, por lo tanto, será que expongamos el State of the Art en lo que a Psicopatología y Canciones se refiere. Centraremos esta nuestra exposición en tres áreas: En primer lugar, resumiremos los trabajos de nuestro Servicio en torno a la Psicopatología del Acto de Cantar; a continuación haremos mención a las Aportaciones de la Canción en el diagnóstico diferencial en Psiquiatría y terminaremos con una alusión a los interesantes trabajos de Logan et al, de la Txori-Herri Medical Association, en torno al Valor Pericial de las Canciones en el terreno específico de la determinación de alcoholemia.

Psicopatología de la Canción

Distinguimos en este área los Trastornos del Curso (o de la música o ritmo) y los Trastornos del Contenido (o de la letra) de las canciones. Existen además Trastornos Mixtos, que afectan tanto al curso como al contenido de la canción. Finalmente, hay trastornos del cantar relacionados con la entonación o el timbre: las llamadas Distonias Canoras.

I. Entre los trastornos del curso de la canción se describe la Braditragudia (en la que el sujeto canta la canción con la letra y música correcta, pero con excesiva lentitud) y la Takitragudia (en la que la se canta con un ritmo excesivamente rápido y atropellado). Además de la deceleración o aceleración de las canciones, se describen otros trastornos en los que se producen irregularidades en el ritmo de la canción (Disritmias), de tal suerte que el sujeto ora acelera o decelera el ritmo de su cantar.

Los Errores Melódicos, de los que se han descrito multiples variedades, se presentan en aquellas situaciones en las que el sujeto no acierta a dar con el tono o la melodía exacta de la canción, o desentona y desafina con un mayor o menor grado de cacofonía.

Un trastorno infrecuente es la Fusión Melódica, en la cual el sujeto que canta una canción cambia su música (sin cambiar la letra de la canción original); es el caso de quien está cantando "Yesterday" y a la altura del why she had to go pasa a la música de "Yellow Submarine" mientras termina de cantarnos que I don't know she wouln't say.

¿Cuál es el significado psicopatológico o diagnóstico de estos trastornos? Hay que decir que los trastornos del contenido de la canción no suelen aportar gran información diagnóstica, y por lo general a lo más que podemos llegar es a sospechar una hipoacusia o una dureza de oído (Síndrome de la Alpargata Auricular) en el sujeto en cuestión.

II. Los trastornos del contenido de la canción son muy variados. Uno de los más frecuentes es el Descarrilamiento Lírico, en el que el sujeto va cantando una canción y en un determinado punto olvida o confunde la letra exacta de la canción y pasa a cantar una letra diferente de la original sin abandonar ni confundir la melodía original. Por ejemplo:

"Es la historia de un amor,
como no habrá otro igual
que me hizo comprender
todo el bien todo el mal
que le dio luz a mi vida
y me hizo estremecer..."

Algunos autores distinguen entre el Descarrilamiento Lírico Precoz (cuando se produce al inicio de la canción) y el Tardío (en la que el fallo tiene lugar hacia el final de la canción). Comparen los siguientes ejemplos:

"Cuenta la leyenda que en un árbol
se encontraba encaramado un indiecito guaraní

que sobresaltado por el grito de su madre
perdió apoyo y cayendo se murió
y que entre los brazos maternales
por extraños sortilegios un chogüí se apareció..." ,

típico descarrilamiento tardío, frente a:

"Cuenta la leyenda que en un árbol
se encontraba trabajando con cuidado un berbiquí..."
,

paradigmático ejemplo de descarrilamiento precoz.

Aun hay quien habla de Mesodescarrilamientos Líricos, que son aquéllos que tienen lugar en zonas intermedias de la estrofa:

"Cuenta la leyenda que en un árbol
se encontraba encaramado un indiecito guaraní

que sobresaltado por el grito de su madre
bajó desde la alameda y a su novia le llamó...".

Los descarrilamientos líricos denotan trastornos mnésicos de causa diversa. Los más típicos son los relacionados con los cuadros subconfusionales agudos propios de la embriaguez (ver más adelante), pero determinados autores psicoanalíticos han demostrado (o han creído demostrar) mecanismos inconscientes en estos fenómenos. En estos casos se suele hablar de Lapsus Linguae Canoro (el ejemplo anterior del berbiquí, sin ir más lejos, permitió al famoso psicoanalista Luismari Flowers descubrir importantes impulsos masturbatorios en el paciente en cuestión).

Un caso extremo del descarrilamiento lírico es el llamado Fenómeno de Extinción Canora, en la que el sujeto llega a un punto en que no puede continuar cantando la letra de la canción y pasa a improvisar sonidos pseudomelódicos (preferentemente na-na-na, o la-la-la, o variaciones de cualquiera de ellos):

"Amor, amor amor,
nació de ti, nació de mí,
de la esperanza,

amor, amor, amor,
nació de Dios,

na-na-na-na,
na-na-na-na-na".

La terminación en "nanana" o "lalala" recibe en nombre de Nanaísmo Canoro o Lalaísmo Canoro, respectivamente.

Los fenómenos de extinción canora se dan fundamentalmente en sujetos que por diferentes motivos (desatención, hipomnesia, insuficiente exposición a la canción en cuestión o diversas modalidades de obtusez) no han aprendido correctamente la letra de la canción. El caso extremo es el del Bloqueo Canoro, que afecta tanto a la letra (contenido) como a la música (curso) de la canción, por lo que constituye un trastorno mixto de la canción.

La Fusión Canora se da cuando el sujeto pasa sin solución de continuidad de una canción a otra. Puede afectar exclusivamente a la letra (en cuyo caso hablaremos de un trastorno del contenido de la canción), o tanto a la letra como a la música (combinándose en tal caso la fusión canora con una fusión melódica, por lo que hablaremos entonces de Fusión Mixta o Bifusión que, como habrán Uds podido deducir, se clasifica como un tratorno mixto).

Tomen el siguiente fragmento:

"En la plaza vacía nada vendía el vendedor
y aunque nadie compraba los entorchados de brigadier
"

Si a partir de la letra cursiva mantienen Uds la música de "El Vendedor" se hallarán ante una fusión canora, mas si desde ese mismo momento varían también hacia la música de "El Soldadito" se encontrarán ante un caso típico de fusión mixta o bifusión.

Los fenómenos de fusión canora o mixta son típicos de situaciones de embriaguez o de hipoprosexia en general. Algunos autores psicoanalíticos han propugnado que tras de ellos se encuentran también mecanismos inconscientes. Sin embargo, hay ocasiones en que carecen de significado patológico. Es el caso del pout-pourri (o medley, de los autores anglosajones), que constituye una afortunada variación de la fusión mixta o bifusión, llevada a su máxima expresión.

Las Parafasias Canoras consisten en la sustitución de una palabra o palabras dentro de una estrofa por otra palabra, carente o no de significado, pero emparentada fonéticamente con la palabra a sustituir:

"Pomporrutas imperiales
caminando hacia Dios",

o aun:

"Me voy p'al pueblo, hoy es mi día
voy a arreglar una tubería"

Este trastorno es característico de personas con dificultades sensitivas o perceptivas en la esfera acústica. Las parafasias canoras también son frecuentes en las personas que se obstinan en cantar una canción en un idioma que no conocen suficientemente:

"Aupa gizona, jeiki mutil
echarle un polvo a la neskatil"

El diagnóstico diferencial con el descarrilamiento se establece sobre la base de la continuidad o no de la canción. En efecto: en el caso del descarrilamiento en cualquiera de sus variedades, no es habitual que el sujeto pueda continuar cantando, mientras que las parafasias, por su parte, rellenan un fragmento más reducido de la letra de la canción y por lo general permiten que no se interrumpa el cantar. Este rasgo de las parafasias canoras, al decir de algunos autores, como Gautier-Desmonges y la escuela de Liège, tiene tamaña trascendencia que define por sí mismo al fenómeno, por lo que hablan de Confabulaciones Canoras (o Parafasias Canoras Confabulatorias). Sin embargo, otros autores, como la escuela de Lille, con Marché-Ferrand de la Chapelle a la cabeza, critican que las parafasias canoras se arroguen esta función confabulatoria ya que, según dicen, los descarrilamientos tienen también un papel de relleno de un olvido canoro y, por ende, el mismo derecho a hacerse considerar confabulaciones. En definitiva, el arte del diagnóstico diferencial, una vez más, se nos revela como apasionante y difícil, accesible tan sólo a los más sabios de entre los clínicos.

III. Pasemos sin más dilación a los trastornos de la entonación o timbre, las Distonías Canoras. Trátase de unos fenómenos muy comunes, en virtud de los cuales, un sujeto cambia el tono o timbre de su voz al cantar una determinada canción. Así, encontramos individuos que al cantar ciertas tonadas toman voz de falsete (Distonias Agudas), en tanto que otros fuerzan su voz haciéndola tomar aguerridos contrastes (Distonía Canora Grave o Baja). En ocasiones la voz forzada de estos individuos pasa sin solución de continuidad de una a otra forma de distonía canora, por lo que se habla de Distonías Canoras Bidireccionales.

Las Distonías Canoras Mimetizantes se dan en aquellos sujetos que con desigual fortuna pretenden imitar la voz de un cantante afamado. Por su particular relevancia y prevalencia ocupan un lugar especial las llamadas Distonías Pseudogardelizantes, propias de aquéllos individuos que atormentan a sus allegados intentando cantar tangos con acento porteño.

¿Cuál es el significado psicopatológico de estos fenómenos? Evidentemente, las distonías canoras aportan una rica información (generalmente comprometida) sobre la personalidad de quien las exhibe. Por otra parte, las molestias que sujetos que se suponen originales o ingeniosos causan a terceras pesonas con sus distonías canoras deberían ser un motivo más que suficiente para que se diseñaran programas preventivos encaminados a disminuir la incidencia de tan deletéreo fenómeno.

La Aportación del Estudio de la Canción al Diagnóstico Diferencial en Psiquiatría

Aunque éste es un campo que aún se encuentra en fase de desarrollo, no podemos pasar por alto las meritorias aportaciones de la Escuela de Zuberoa en torno al valor diagnóstico-diferencial de las canciones entonadas por los pacientes. Hasta la fecha, este grupo de investigadores ha conseguido sus mejores resultados en el estudio de la especificidad de las canciones en la manía.

Es por todos conocida cuán difícil llega a ser en ocasiones distinguir entre la fase maniaca y el brote esquizofrénico. Esta dificultad ha sido ya señalada desde el pasado (nuestros mayores han discutido esta cuestión en acertadas contribuciones que no vamos a pormenorizar), y aún hoy en día, con tanto DSM-III y tanto DSM-III-R y tanta gaita, a menudo resulta difícil distinguir estos dos cuadros.

La escuela de Mauleon, Zuberoa, (con Jean-François Lassagne-Verte a la cabeza), ha podido demostrar sobre la base de la observación clínica que el 87% de los pacientes maniacos varones de edad media entonan de forma espontánea "O Sole Mio" a grandes voces por los pasillos de su policlínica psiquiátrica. El porcentaje asciende al 96% cuando se les solicita que canten una pieza cualquiera. Frente a este abrumador dato, los citados autores destacan que únicamente el 0.15% de sus pacientes afectos de otras psicosis cantan esta pieza de forma espontánea, y sólo un 1% cuando se les solicita que canten una canción cualquiera. Item más: un 76% de su muestra de pacientes no maniacos declararon desconocer el popular tema italiano.

Animados por este hallazgo (calcule el lector la sensibilidad, especificidad y poder del test, y verá que es de premio Nobel), han intentado caracterizar de forma más precisa su Test de la Canción, consistente en solicitar al paciente a su ingreso, en la primera entrevista con el médico, en el momento de contacto con el equipo multidisciplinar, al comienzo de cada semana en tanto continúe hospitalizado, y al alta, que cante una canción cualquiera. Una versión modificada del test consiste en ofrecerle que elija una canción entre 10 seleccionadas por el terapeuta musical del equipo entre el acervo canoro de la región de Zuberoa.

A día de hoy, hay que decirlo, sus esfuerzos no se han visto coronados por el éxito, salvo por pequeñas aportaciones (es de destacar el prometedor hallazgo de que el 65% de los pacientes varones maniacos menores de 35 años cantan como primera elección "Tengo un tractor amarillo" cuando se les solicita que canten algo, frente a tan sólo el 17% de los pacientes esquizofrénicos de su misma edad y sexo). Sin embargo, gracias a los denodados esfuerzos de Lassagne-Verte et cols la Policlínica de Mauleon se ha convertido en uno de los recintos psiquiátricos con ambiente más distendido y melómano del mundo.

Valor Pericial de las Canciones

Para terminar, me voy a detener en una nueva aportación de la afamada (y con motivo) Txori-Herri Medical Association, y que conste que no sólo lo hago por ser colaborador habitual de ésta su excelsa revista. La genial (no puede ser de otra manera, habida cuenta del talento de estos autores) aportación consiste en el estudio del valor pericial de las canciones.

A partir de la observación de que es común que los sujetos embriagados entonen cánticos (preferentemente regionales, tal como señalan otros estudiosos que les han precedido), Logan y asociados hipotetizaron que el género o incluso la canción que entonara un sujeto embriagado podría ponerse en relación con la intensidad de su intoxicación y, por lo tanto, con su alcoholemia.

Ni que decir tiene la trascendencia de tal hipótesis. Es de todos conocido el escaso espíritu de cooperación que muestran las personas requeridas por los agentes del orden a soplar en las pruebas de alcoholemia, y no faltan progres (aléjanos, Señor, de tan peligrosos e insolidarios especímenes) que aseguran que el sujeto embriagado o presuntamente embriagado puede apoyarse en tablas de derechos humanos y mariconadas por el estilo para fundamentar su negativa a colaborar. Obviamente, si se aprovecha la natural tendencia a cantar del embriagado, mediante tablas de alcoholemias correspondientes a cada canción, confeccionadas a través del estudio de múltiples sujetos embriagados cantarines, podremos colegir la alcoholemia sin que el sujeto se vea obligado a soplar en el globito.

Hecho este razonamiento, Logan et cols estudiaron durante un año los cánticos que proferían los sujetos interceptados en los controles de alcoholemia de la Ertzaintza a la salida de Bilbao, Gernika, Mungia y otras poblaciones de Bizkaia. Recogieron con paciencia la lista de todas las canciones entonadas por estos sujetos, ya fuera en el control o, más tarde, en el calabozo, y anotaron con cuidado las cifras de alcoholemia que arrojaron.

Su estudio les permitió reconocer varios clusters entre las canciones entonadas por los sujetos. El cluster rancheras parecía ser característico de los sujetos varones de mediana edad, en tanto que entre las mujeres parecía tener un especial peso el cluster coplas. El cluster bilbainadas se correlacionaba con alcoholemias particularmente elevadas, y el cluster canciones gamberras alcanzaba su máxima representación en los grupos de menor edad. La prolijidad de los datos recogidos no desalentó a estos autores, que simplificaron su estudio seleccionando una canción representativa de cada cluster (la más habitualmente cantada) y con la ayuda de un programa de informática pirateado y a duras penas aprendido, utilizaron un método de regresión múltiple que les permitió postular la siguiente fórmula:

ALCOHOLEMIA (en mg%) =0.03 + D · m · S · Ks . Kr , H + (Kx · 1/M)

donde: D= Década en años del paciente; m = Raíz cuadrada de la matrícula del vehículo;S= Sexo (0.01 para hombre, 0.02 para mujer); Ks= Coeficiente de canción; H= Coeficiente de entonación; Kx= Coeficiente de dicción y adecuación fonética.; Kr= Coeficiente de Redondeamiento

A su vez, estos coeficientes reciben diferentes valores según la siguiente tabla de equivalencias: Ks: 1.05 para temas pop; 1.1 para rancheras; 1.2 para canciones de tuna ; 1.3 para bilbainadas y "Los pintores de Vitoria"; 1.4 para "Asturias, Patria Querida" ; 1.5 para "No te Vayas de Navarra"; Kx: 0.5 para dicción farfullante; 0.47 para dicción farfullante - disátrica; 0.43 si parafasias canoras ; Kr: Específico para cada sujeto. Se calcula con una fórmula que tiene en ; cuenta el número de DNI, los viernes transcurridos desde el ; nacimiento y la talla de zapatos.

No nos cansaremos de destacar la trascendencia y la importancia tan importante que reviste este hallazgo, por cuanto simplifica y aligera la tarea de la autoridad a la hora de velar por una circulación sobria, al tiempo que explota la natural tendencia del embriagado a cantar para deducir de la pieza interpretada la alcoholemia del sujeto.

Recapitulación

Creemos que ha quedado demostrada con palmaria claridad la relevancia del cantar y de la canción en la Psicopatología. Es hora de alentar a los psiquiatras, y en especial a esa generación de jovenzuelos que sufrimos en nuestros departamentos universitarios y servicios de Psiquiatría a que se dejen de desemetreses, ciedieces y cosas de esas y presten la atención que merece al hecho, al fenómeno psicopatológico. Ubérrimos y fecundos continentes descriptivos nos esperan.

(THMJ Vol 3 nº 1 Spring 1995)


©The Txori-Herri Medical Association 1997